jueves, 5 de julio de 2012

Empiezas riendo y acabas llorando.



"Sé que me echas de menos y que sigues pensando que tengo la sonrisa más bonita del mundo. No es por ser egocéntrica, es más, soy lo más vergonzoso que existe sobre la faz de la Tierra, pero tú me obligaste a creérmelo, pero sólo contigo. Aún así, sigo pensando que no soy nada del otro mundo y que tuviste miedo al decirme que me querías de verdad, que lo pasaste mal al ver que me perdías y que, supuestamente y para mi, era lo mejor . Creías que me merecía algo mejor que tú, alguien inteligente o que tuviese unas expectativas de futuro parecidas a las mías, lo que no supiste es que las nuestras se parecían. A ti no te interesaba lo más mínimo estudiar y sin embargo amabas leer y recopilar frases. Te gustaba salir y al día siguiente no recordar nada. Te encantaba tocar la guitarra y cantar canciones cuando nadie te oía y no podías estar sin un balón en tus pies, que querías dedicarte a ello. Parecen tonterías pero sabías que me llenabas y que yo te hacía tomar el norte, nos complementábamos. No querías hacerme daño pero lo hiciste y has intentado cambiar y te has tirado a una cada noche, tratando de ahogar recuerdos en besos, pero siempre venía a tu cabeza mi sonrisa y mi manera de decirte que te quería, sin mirarte a los ojos. Recordabas mi mirada y esas horas en las que no decíamos nada más que ver quién aguantaba más sin besar al otro, y como siempre, acababas perdiendo y yo me daba cuenta de que te importaba y que lo sigo haciendo. Tú eras el poeta que decía que ahora los "te quiero" se regalan y que si tú lo decías, era de verdad, que harías cualquier cosa por mí si estaría contigo o tú conmigo, que era lo más bonito que habías visto nunca y que era especial. Que te gustaba tocar el piano en mis costillas y que te volvías loco cuando me escondía cada noche en tu cuello. Echo de menos el contraste de temperatura entre tu cuerpo y el mío cuando nos veíamos y que me abrazaras por las noches cuando hacía frío, que me acariciases el pelo para despertarme y que sonreirías cuando te besaba. Echo de menos tus palabras y susurros, incluso cuando yo gritaba. Echo de menos enredarme en el edredón;  ahora la luna ya no está tan bonita como cuando te quedabas despierto conmigo en el balcón. Cuando me venías a buscar de madrugada y me llevabas a la playa en tus hombros mientras yo gritaba o reía. Cuando arreglábamos todo con un "no puedo estar sin ti" o cuando me comprabas caramelos si no sabías qué hacer. Echo de menos ponerme roja cuando me obligabas a cantar o cuando me decías cosas al oído y echo de menos tu paciencia, nuestras conversaciones de besugo y la manera más ridícula de conocernos, y creo que si ahora mismo vendrías, te perdonaría, porque echo de menos que me digas que te gusta mi sonrisa."

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